En poco menos de dos años se ha producido un fenómeno absolutamente nuevo, histórico, una revolución en la vida cotidiana: la aparición en la vida pública de una cantidad cada vez mayor de menores transexuales acompañados por sus padres. En un lapso de tiempo muy breve hemos asistido a un cambio sustancial de la actitud de los padres y las madres. Antes, las familias escondían a las niñas y los niños transexuales de las miradas de los demás, condenándolos a la marginación y al ostracismo, pero ahora los familiares se han decidido a visibilizar a los menores y exigir a los centros escolares y a la sociedad que atiendan sus necesidades educativas, sanitarias y asistenciales en igualdad de condiciones con los niños y niñas cisexuales.
En este artículo el autor se plantea tres objetivos: iniciar una reflexión sobre la situación en que se encuentra el sistema educativo con respecto a la transexualidad y la diversidad sexogenérica; exponer de la forma más sistemática y sintética posible cómo se manifiesta la transexualidad en la infancia; y, por último, aunque sea de una forma suscinta y esquemática, exponer cuáles son las necesidades educativas de los menores transexuales.